En un solar en esquina frente al Océano Atlántico, las posición de las futuras construcciones vecinas determina un ángulo dentro del cual la visión del mar es ininterrumpida.
Esta condición determina la estrategia básica del proyecto y la casa se transforma ella misma en el encuadre del paisaje del horizonte del mar por medio de una configuración en dos alas cuyo ángulo de apertura coincide con el ángulo visual libre de obstáculos.
A partir de un acceso situado en su vértice, los ambientes se desarrollan linealmente hacia cada lado y las principales aberturas se orientan hacia el ángulo contenido por la casa. En el espacio entre ambas alas se ubica una gran terraza de estar exterior protegida del viento. Desde la misma sólo se aprecia el paisaje y fragmentos de la propia casa. Desde la costa, el carácter de la casa se relaciona con la inmensidad del mar. Hacia el poblado, sin embargo, tiene una escala doméstica y cierta iconografía propia de los galpones de playa. La estrategia constructiva está condicionada por la necesidad de optimización de recursos. La elección de madera proveniente de las extensas forestaciones uruguayas de pino y eucaliptus como material básico de construcción responde a la voluntad de reducir costos y tiempos a través de la prefabricación modulada, así como de utilizar materiales de origen sustentable. Exteriormente se recubre con una chapa de fibras vegetales aislante y resistente a la corrosión.