Un requisito reglamentario de la ciudad de Rosario que exige la utilización de muros medianeros de mampostería portante de ladrillos hasta los doce metros de altura es el punto de partida de un trabajo de investigación sobre la mampostería portante y el ladrillo común como unidad constructiva básica. Adicionalmente, la decisión de trabajar con la mampostería vista responde a una continuidad contextual con las construcciones de la ciudad, el aprovechamiento de la maestría lograda por la mano de obra local en la técnica de ladrillo a la vista y el buen mantenimiento de sus superficies en el tiempo.
El proyecto de esta vivienda urbana en tres plantas prioriza una pisada compacta que deje la mayor cantidad de terreno libre, a la vez que adaptarse a un sector urbano con alturas en aumento.
Tres muros perpendiculares a la calle son los elementos estructurales que definen dos crujías de distinto ancho en las cuales se alojan los espacios de uso. Una escalera paralela a la fachada conecta los tres niveles.
Muros de mampostería visto perforados cierran también el frente y contra frente de la vivienda.
Todos los muros son monolíticos de 45 cm o 30 cm de espesor, sin aislación térmica o hidrófuga, logrando las condiciones de confort necesarias gracias a la masa del muro y una junta de cemento impermeable. Los locales húmedos se realizan con los mismos ladrillos esmaltados y los cielorrasos quedan con la losa de hormigón a la vista. No hay en la casa ninguna superficie revocada o pintada.
Una serie de estudios de los diferentes tipos de aparejos de ladrillo y sus posibilidades de perforación en relación a su lógica estructural determinan la adopción de la traba inglesa cruzada para todos los muros medianeros y de fachada. La fachada norte se construye con la mínima cantidad de materia con la cual el muro sigue manteniendo su estabilidad portante y permita relacionar mejor el interior con el exterior. Con este aparejo, las cargas se transmiten en una diagonal de aproximadamente 45 grados y su posibilidad de perforación máxima es la de mayor proporción (35% transparente, 65% opaco). El aparejo -entendido como un sistema lógico- es traducido en un algoritmo modelado digitalmente que recrea las leyes del sistema y permite modificar los parámetros externos variables, (tales como las dimensiones reales de sitio y de los ladrillos y la junta entre ellos) para realizar el ajuste final entre el diagrama abstracto y su sitio concreto.
No hay muro y ventanas sino una unidad constructiva mínima que se repite en diferentes configuraciones y se regula de acuerdo a su necesidad de estabilidad estructural y paso de luz.
El material es a la vez la estructura, el cerramiento y sus aperturas, la terminación y su decoración inherente.
- Premio Evolucion Ladrillo. Premio Honorífico. XVII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires 2019, Argentina
- Fritz Höger Award for Brick Architecture. Mención Especial, 2017. Berlin, Germany
- Obra Seleccionada. II Bienal Internacional de Arquitectura Argentina (BIAAR), 2016
- Nominada. Mies Crown Hall Award for Emerging Architecture 2016. IIT, Chicago, USA
- Primer Premio. Premio Nacional de Innovacion Tecnologica en Arquitectura, 2015. SCA/MINCYT, Argentina
- Mencion. Premio Nacional de Arquitectura Construida, 2015. FADEA, Argentina
- Finalista. Brick Awards. Mejor proyecto Internacional de Arquitectura en Ladrillo, 2015. BDA. Londres, UK
- Primer Premio. Premio Provincial de Arquitectura Construida, 2015. CAPSF/FADEA, Argentina
Diego Arraigada, Pablo Gamba, Lucia Landucci, María José Tasada, Delfina Castagnino, Agustina Méndez, María Emilia Bertero, Agustín Negri.
Consultora PI
MECSA
Gustavo Frittegotto